Un día llegó un visitante a un templo de provincias. El monje que cuidaba el templo era una persona sencilla, nada intelectual.
El visitante preguntó al monje:
– ¿Qué es el Buda?
El monje, apurado, no sabía que responder. El visitante insistía:
– ¿Qué es el Buda?
Entonces el monje se volvió hacia el altar y vio allí dos estatuas de Buda. Una mostraba al Buda sentado, la otra lo mostraba de pie.
El monje contestó:
– Está sentado, está de pie.
El visitante se quedó muy impresionado por la profunda respuesta del monje.
Fuente: tradicional Zen