Dos discípulos charlaban.
-Mi maestro cruza el río caminando sobre el agua.
¿Puede el tuyo obrar milagros como el mío? – le preguntó el primero, con aire de superioridad, al otro.
Éste le respondió humildemente:
– El milagro más grande que hace mi maestro es no hacerlos.
Fuente: tradicional Zen