Un pescador encontró entre sus redes una botella preciosa. Parecía muy antigua.
Al abrirla salió de repente un genio maravilloso que le dijo al pescador:
– Te concedo tres deseos por haberme sacado de mi encierro.
– ¿Cuál es tu primer deseo?
El pescador dijo:
– Me gustaría que me hicieras lo bastante inteligente y claro como para hacer una elección perfecta de los otros dos deseos
– ¡Hecho! -dijo el genio
– Y ahora, ¿cuáles son tus otros dos deseos?
El pescador tomó su tiempo, reflexionó y dijo:
– Mmm, te doy las gracias, no tengo más deseos.
Fuente: tradicional Sufi