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Un hombre fue a una peluquería a cortarse el cabello y recortarse la barba.

Peluquero

Como es costumbre en estos casos entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas. De pronto, tocaron el tema de Dios.

El barbero dijo:
– Fijese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.
– Pero, ¿por qué dice usted eso? – pregunta el cliente.
– Pues es muy fácil
– .. basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe.
– Oh… dígame, ¿acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos?
– ¿ Habría niños abandonados?
– Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad.
– Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.

El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión. El peluquero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio. Recien abandonaba el peluquero, vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado.

Entonces entró de nuevo a la peluquería y le dijo al peluquero.

– ¿Sabe una cosa?
– Acabo de darme cuenta que los peluqueros no existen.
– Cómo que no existen? – pregunta el peluquero
– Si aquí estoy yo y soy peluquero.
– ¡No! – dijo el cliente – no existen
– .. porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.
– Ah, los barberos si existen, lo que pasa es que esas personas no vienen a mi.
– ¡Exacto! – dijo el cliente

Fuente: autor desconocido