El Emperador le preguntó al maestro Gudo:
– ¿Qué le sucede a un hombre iluminado luego de la muerte?
– ¿Cómo he de saberlo? – respondió Gudo.
– Porque eres un maestro – respondió el Emperador.
– Sí señor – dijo Gudo – pero no uno muerto.
Fuente: Zen tradicional