Un ateo estaba pasando un día tranquilo pescando, cuando su bote fue atacado por el monstruo de Loch Ness.
En una fácil sacudida, la bestia lo arrojó a él y a su bote, al aire. Cuando el hombre flotaba patas arriba empezó a gritar:
– ¡Dios mio!
– ¡Sálvame!
De inmediato la escena del feroz ataque quedó paralizada, y estando el ateo suspendido en el aire, una voz estruendosa bajó de las nubes diciendo:
– ¿Pensé que tú no creías en mi!
Y el hombre imploró:
– Vamos, Dios, ¡dame una oportunidad!
– ¡Yo tampoco creía en el monstruo de Loch Ness!
Fuente: cuento del libro “Aplícate el cuento”, relatos de ecología emocional de Jaume Soler y Mercè Conangla
Anúnciate en Contarcuentos
Jaja, ¡Ni tan absurdo si se piensa bien! Muy linda, completa y útil la cuentoteca que tienen aquí. ¡Saludos!
Gracias Yunuén por tus palabras y por visitarnos :-) Joost