A un lobo que comía un hueso, se le atragantó el hueso en la garganta.
Corría aullando por todas partes en busca de auxilio.
Encontró a una grulla y le pidió que le salvara de aquella situación, y que enseguida le pagaría por ello. La grulla aceptó e introdujo su cabeza en la boca del lobo, sacando de la garganta el hueso atravesado. En seguida la grulla pidió al lobo la paga convenida.
– Oye amiga – dijo el lobo –
– ¿No crees que es suficiente paga con haber sacado tu cabeza sana y salva de mi boca?
Maestro: Nunca hagas favores a malvados o corruptos, pues mucha paga tendrías si te dejan sano y salvo … yo añadiría ayuda a los demás sin expectativa de recibir una recompensa en cambio
Fuente: fábula de Esopo, el escritor famoso de la antigua Grecia
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