Tanzan y Ekido caminaban por un sendero lleno de barro. Llovía persistentemente. Al doblar un recodo, se encontraron de frente con una hermosa joven vestida con un kimono de seda, la cual no se atrevía a cruzar el camino por miedo a mancharse.
– Ven aquí, muchacha – dijo Tanzan; y tomándola en sus brazos, la pasó limpiamente al otro lado a través del barro.
Ekido no dijo ni una palabra y seguiron el camino. Al caer la noche, los dos amigos encontraron alojamiento en un monasterio. Entonces Ekido no pudo contenerse más.
– Se supone que nosotros los monjes debemos mantenernos alejados de las mujeres – recriminó a Tanzan -, especialmente si son jóvenes y bonitas. No hacerlo así es peligroso. ¿Cómo pudiste llevar a aquella muchacha entre tus brazos?
– Yo dejé a la chica en el camino – replicó Tanzan ¿Tú aún sigues llevándola?
Fuente: cuento tradicional Zen
Nice! Thanks mate
Peter