El Rabí de Berdichev, al ver a un hombre que andaba de prisa por la calle, sin mirar a derecha ni a izquierda, le preguntó:
– ¿Adónde corres así?
– A ganarme el sustento— respondió el hombre.
– ¿Cómo sabes con certeza – replicó el Rabí – que tu sustento galopa delante de ti y que has de perseguirlo a la carrera? ¿Quién sabe? Tal vez esté detrás de ti y sería más conveniente esperarlo en lugar de huir de él como haces.
A veces las prisas nos ciegan.