El cuenco de arroz, cuento Zen

El cuenco de arroz, cuento Zen

Yu-Kenj fue a visitar a su maestro zen, Yato Umn. El maestro lo invitó a pasar y le ofreció un cuenco con arroz. Yu-Kenj aprovechando la ocasión preguntó con tono solemne: — Sensei, cuál es el mejor método para alcanzar el nirvana. El maestro disfrutando de su cuenco...
Quién no trabaja, no come, cuento Zen

Quién no trabaja, no come, cuento Zen

«El poder de los cuentos», formación para educadores, docentes, psicólogos e instructores de mindfulness/yoga que quieren integrar a los cuentos en sus clases o en su práctica.   Cuento Zen, quién no trabaja no come   Hyakujo solía trabajar la tierra con sus...
Tarjeta de visita, cuento zen

Tarjeta de visita, cuento zen

«El poder de los cuentos», formación para educadores, docentes, psicólogos e instructores de mindfulness/yoga que quieren integrar a los cuentos en sus clases o en su práctica.   Cuento Zen, tarjeta de vista   Keichu, el gran maestro zen de la era Meiji, era...
Regalar la luna, cuento zen sobre las posesiones

Regalar la luna, cuento zen sobre las posesiones

«El poder de los cuentos», formación para educadores, docentes, psicólogos e instructores de mindfulness/yoga que quieren integrar a los cuentos en sus clases o en su práctica.   Un Maestro Zen con una forma muy simple de vivir, habitaba en un pequeña cabaña al...

Miau, cuento Zen sobre el miedo

Un samurai, feroz guerrero, pescaba apacilemente a la orilla de un río. Pescó un pez y se disponía a cocinarlo cuando el gato, oculto bajo una mata, dio un salto y le robó su presa. Al darse cuenta, el samurai se enfureció, sacó su sable y de un golpe partió el gato...

¡Deja la cuchara!

Un estudiante de zen, se quejaba de que no podía meditar: sus pensamientos no se lo permitían. Habló de esto con su maestro diciéndole: “Maestro, los pensamientos y las imágenes mentales no me dejan meditar; cuando se van unos segundos, luego vuelven con más fuerza....

No perder la calma

En un monasterio había un anciano monje ante el cual los jóvenes novicios se sentían intimidados; no porque fuera severo con ellos, si no porque nada parecía perturbarlo o afectarlo nunca. Así, veían en él algo inquietante y le temían. Al fin sintiendo que no podían...

El rumor de los pinos

Sesenta y seis veces han contemplado estos ojos la belleza del otoño … No pidas más. Limítate a escuchar el rumor de los pinos cuando el viento está en calma. Autor: Ryonen, versos Zen